Todos los días somos alguien distinto, empujados por la inercia de quien fuimos ayer y el impulso de quien creemos ser.

martes, 15 de febrero de 2011

¡No puedo escapar!

Siento el peso de una vida que no fue. Un enchufe en cámara lenta, sin cable, inerte. Y el tiempo pasa como un videoclip, ¿sin sonido?. Se detuvo mi cabeza pero el mundo sigue dando vueltas y yo sigo sin poder entender estos sentimientos agenos. Mis cosas son mías, mis cosas ¿son mías?, mis cosas no son mías, se ponen de acuerdo con las paredes y el desorden. Inflama mi espacio, y entrecorta el hilo de mi pensamiento. Te huelo, huelo tu mido, miedo a lo que yo ya tuve, en esta vida gastada, que sobrepaso.
A veces tengo la sensación de haber sido vieja, de haber muerto y de haber vuelto a empezar otra vez esta miseria de espantos. Me toco las piernas, saboreo su sabor desconocido, ¿son mías de verdad? ¿escribí recién? ¿Cómo es que todo se desfigura y yo dejo de ser lo que soy? La camisa me habla, etérea... me esconde tres palabras en su diseño, tres cuadrados que gimen "escapate de esto". Me levanto, impotente al mismo tiempo que la cama se cierra a mis espaldas y me quedo sorda, abombada. PUMPUM, PUMPUM, es mi palpitar sereno y desangrado. Un tambaleante paso, y un cuervo gritando sobre tu sucio y controlado cerebro, me dirijo a donde apunta mi mirada, la salida. Cuatro pasos y cae un trozo de cielo, cae un trozo de la tapa que contiene toda mi furia y esta porquería desesperante. Pútridos fantasmas me tientan pero yo no puedo irme sin salir antes, escaparme.
Al fin libre, el piso se da vuelta para hacerme caer, tengo que correr, descargar la energía, la batería de este cuerpo. Un libro cae a mis pies y se levantan sombras tarareando una melodía, una canción en forma de humo, me envuelve, me atormenta, llena todos mis poros. Una gota de transpiración cae junto con un grano de arena del reloj de tu jugada, cae por mi del enorme, llorando, suicidándose.
Todo tan oscuro y con un deje naranja, con un deje de tintinar de sus rodillas al ahuyentarme. ¿Adonde voy? Solo pienso en blanco. Gris. ¡NO! Negro. ¿Que ocurre? Se mueven las raíces, y amanece de un color cálido, parece una película, de esas que nadie entiende. Una mente afiebrada detrás de mi, suspira...suspira palabras inentendibles. Crecen arboles sobre los arboles y caen, las raíces se retuercen bajo el alcohol de tu sudor. Escapar. ESCAPAR. ¡Maldita camisa! ¿Que hice? Ahora esta pintura de la naturaleza brutal, me enrolla, me toca, me quiebra los huesos, pero no muero, ni siquiera siento dolor. Ni puedo escuchar mis gritos de sufrimiento, me veo retorcer y sangrar, pero no me siento mojado. Esto suena a una repetición, desconectando el enchufe, un eco, eco, eco..cámara ¿rápida?. Ooooh ¿eso es el deja vú de mi mismo?¿En que tiempo estoy? Con los pies en el cielo y la cabeza flotando, me giro, me elevo, me mareo, se me cae el pelo. Pelo que ya es césped, césped de donde quedo mi cuerpo fallecido, moretoneado, deformado, enojado.
¿Mis manos? ¿Mis pies? ¿Mi corazón? ESTOY MUERTO.

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