Somos juzgados antes de nacer,
somos p ue st o s a p r ue ba antes de poder defendernos,
lloramos y reimos antes de poder hablar
y somos testigos del sufrir del mundo antes de poder acordarnos de que lo fuimos.
Crecemos conscientes de la miseria de la tierra, acostumbrados a la violencia, al dolor.
Sin embargo, siempre nos inclinamos hacia el amor, el cariño, el respeto y la amistad.
Antes de nacer, sabemos lo que queremos,
y cuando llega la memoria a nuestras vidas,
ya sabemos...
que NO vamos a parar
hasta cambiar el mundo.