En este momento te extraño tanto. No sé qué estás haciendo, dónde estas, ni qué sentis. Me intriga saber de vos. Pero no quiero hablarte. Sé que no debo hacerlo, que tengo que aprender a estar sin vos, y que tengo que aprender a estar sola. Que tengo que superar a mi viejo de una vez por todas, y que en ese proceso entrás vos también, amor. Porque vos sos una proyección de lo que él no fué, ni es, ni va a ser. Y continuamente necesito un hombre al lado mío que me diga que me ama y que todo va a estar bien. Sentirme querida, y entendida, y apoyada. Eso quiero. Y lo busco, lo busco con la mirada y con el pensamiento. Sé que vos me lo podes dar. Pero sé que debería poder darmelo yo misma, y que debería poder estar sola sin necesidad de un hombre a mi lado. Sé qué no necesito a alguien que me diga que hacer. ¿Por qué no paro de buscar?
No paro de contarle mi vida a todos los que me cruzo por el camino; de querer ser yo, sincera, de sentir que encajo... y después me siento rechazada. Siento que no me involucran lo que yo querría, que no me hablan lo que yo querría... y por sobre todo, que no me quieren como querría que me quieran. Y soy como las bulímicas, trago trago trago y después quiero vomitar. Me esfuerzo tanto en mi cabeza para lograr algo que no sé qué carajo es, y después me doy asco. Después me odio. Después me siento sola. Y cuando me siento sola, me acuerdo de vos.
¿Dónde quiero encajar, si ya nada me satisface?
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